Lo primero que tienes que hacer antes de ponerte con esta receta es meter en la nevera, a ser posible el día anterior, el bol donde vas a montar la nata, las varillas y por supuesto la nata.
Cuanto más frío esté todo, más fácil será montarla.
Si no te has acordado de hacerlo el día anterior, procura que por lo menos pasen dos o tres horas en la nevera.
Mientras, tritura la sandía sin pepitas con una batidora junto con el azúcar, la vainilla y la glucosa líquida.
A continuación monta la nata, pero evitando que quede muy dura, podríamos decir que la vamos a semimontar.
Añade a la nata la sandía triturada, con movimientos suaves y envolventes, y cuando todo este bien mezclado mete este preparado en la nevera durante por lo menos una hora si vas a utilizar la heladera.
Pasado ese tiempo ten el helado en la heladera, siguiendo las instrucciones de la máquina, durante unos 25 minutos aproximadamente.
Cuando termines todo este proceso, ese es el momento de añadir las pepitas de chocolate.
Finalmente mete el helado en el congelador unas 12 horas, o hasta llegar a conseguir la consistencia y dureza deseadas, pues la cremosidad ya está asegurada.
Si no dispones de heladera, mete directamente la mezcla en el congelador como ya expliqué anteriormente.
Déjalo una hora más o menos, y antes de que cristalice, sácalo del congelador y bátelo con energía, a mano o con varillas, para romper los cristales de hielo y hacer un helado cremoso.
Vuelve a meterlo en el congelador y haz este proceso varias veces.